La gran Madame Marguerite

El director y guionista francés Xavier Giannoli nos trae esta singular historia, que recientemente pudimos disfrutar en algunos cines de corte más independiente. En ella nos muestra un personaje ficticio que toma como propia la vida de un personaje real: la aristócrata norteamericana Florence Foster Jenkins. Esta mujer, que era una sopranovivió entre 1868 y 1944, y pasó a la historia por no saber afinar cuando daba rienda suelta a su gran pasión: la ópera. A pesar de sus cantos desafortunados, su entorno le animaba a continuar su carrera, debido a la gran fortuna que tenía y a la generosidad que la caracterizaba.

A pesar de no ser una biografía real, como decíamos, sí resultan interesantes las similitudes entre las vidas de Florence y de Marguerite. Para empezar, ambas vivieron en la misma época, aunque nuestra protagonista vio mucho antes su final. Además, las dos centraron su interés en cantar solo frente a un público pequeño y conocido, hasta que su propia ambición y unos pocos admiradores les animaron a actuar en un escenario de verdad ante un mayor número de gente gente, sufriendo ambas un bochorno considerable frente a una crítica mucho más dura. Todo ello puede dar una imagen clara de patetismo, pero la intención de Xavier Giannoli no fue otra que mostrar la vulnerabilidad de una mujer utilizada como objeto de burla, centrándose así en su lado más humano, ya que, a pesar de su dinero y de estar rodeada de gente que la adulaba, el sentimiento de soledad se convierte en el verdadero protagonista de la película.

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De fondo vemos retratada la sociedad parisina de los años 20, siendo este el escenario que emplea el film en todo momento. Esta se caracteriza por la opulencia propia del periodo de entreguerras y se puede dividir entre la clase aristócrata y la burguesía. La primera de ellas conforma una élite estancada en la tradición, que busca el interés propio y es aficionada a la caza deportiva y a los conciertos de ópera en petit comité; la segunda, en cambio, es una clase en auge que ve aumentado su poder en las ciudades y se ve bien representada por artistas y profesionales liberales que buscan romper con los estilos tradicionales. Entre ellos destaca en la película el excéntrico poeta dadaísta Kyrill Von Priest. Cierra el conjunto la presencia de personajes que marcan el fin de una era, como el cantante Atos Pezzini, que accede a darle clases de canto a Margueritte al verse sin trabajo.

Para finalizar, cabe mencionar también que este no será el único ejemplo cinematográfico que intentará acercarnos a la historia de Florence Foster Jenkins. A mediados de este mismo año saldrán a la luz el primer documental biográfico sobre ella, además de una segunda película, esta vez producida en EE.UU. y que estará protagonizada por Meryl Streep y Hugh Grant.


[Imágenes extraídas de www.ocio.diariodeibiza.es, www.nofm-radio.com, www.filmpl.pl]

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